Estas fiestas son una época donde el riesgo de recaída aumenta estrepitosamente ya que los consumos aumentan y el consumo, sobre todo de alcohol, está muy presente. Aumentan los estímulos tanto externos como internos y los problemas o carencias emocionales se hacen también más presentes.
Por lo general, todos/as comemos y bebemos de más, pasamos mucho tiempo con la familia, compramos en exceso, etc.
Este contexto, en una persona con TDSP “trastorno por dependencia a sustancias psicoactivas”, recaer en un consumo o incurrir en una conducta adictiva que le lleve a estar en proceso de recaída, se presenta como un peligro real. De hecho así nos lo muestran las estadísticas, es la época del año con más incidencias de abandonos de tratamiento y recaídas.
En esta época, los pacientes que están en proceso de recuperación sufren más los síntomas de la enfermedad y se desestabilizan. Estados depresivos, euforia, enfados, dolores psicosomáticos, aislamiento, alteraciones repentinas en los estados de ánimo, insomnio, etc. Es por ello que en los centros de recuperación, protegemos y reforzamos los tratamientos de los pacientes para minimizar al máximo este riesgo.
En esta sociedad en la que vivimos, el materialismo y el consumismo son entendidos como una forma más de liberación y de gozo, desde los principios de la humanidad, se han consumido drogas como el alcohol de manera lúdica y como anestésico para aliviar los dolores físicos y emocionales.
En esta época de fiestas y reuniones familiares, se hacen más presentes estos dos factores, la idealización del consumo por un lado y el consumo como forma de transitar también los recuerdos, las pérdidas y todas las emociones que nos trae el tiempo en familia, estos estímulos tan potentes en un paciente que no haya terminado su tratamiento y haya disociado estos estímulos del consumo, pueden hacer que se desestabilice y acabe desarrollando pensamientos recurrentes y obsesivos que si no se tratan, acabarían llevándolo a una recaída:
- Por una copita no pasaría nada… puedo controlarlo…
- Es sólo una vez… luego vuelvo a la sobriedad y ya está…
- Si todos beben, ¿porqué yo no?…
- Ya llevo muchos meses sin beber… me lo merezco…
- La última vez me pasé, pero esta vez será diferente, yo ya sé cómo tengo que hacerlo…
- Igual no soy adicto, simplemente me pasé porque tenía mucho estrés en mi vida, porque tenía muchos problemas, porque trabajaba demasiado, etc. etc…. ahora que ya soy otro/a, ahora que ya no tengo problemas, ahora que ya trabajo como una persona normal, ahora que mi familia ya me ha “perdonado”… igual una copita…
Todas las situaciones que un paciente tiene asociadas al consumo, son situaciones de riesgo para él, y cada paciente es un mundo, tiene una vida, una manera de hacer las cosas, un determinado carácter y las asociaciones no siempre serán las mismas en todos, aunque hay algunas situaciones que son bastante comunes y que, como sociedad, hemos asociado al consumo de drogas y alcohol… cenas, reuniones familiares, celebraciones, fiestas, etc. En esta época del año, prácticamente todo gira en base a eso, los supermercados están llenos de alcohol en todos los pasillos e incluso en la misma caja donde vas a pagar, las calles están adornadas con luces por todos sitios recordando una y otra vez al cerebro lo que está ocurriendo, escaparates, restaurantes, anuncios navideños en todos los medios de comunicación, etc. etc.
Para una persona en proceso de recuperación, disociar todo eso y volver a generar recuerdos sin consumo, sin desastres y con cierto peso de bienestar para anclarlo en nuestra memoria selectiva, no es fácil, se necesitan años, por eso la OMS Organización Mundial de la Salud, nos dice que para que una persona con TDSP se pueda decir que está totalmente recuperada de su adicción, han de pasar entre 3 y 5 años sin ningún tipo de consumo.
La aceptación social
¿Cómo adaptarse e integrarse en un evento familiar o entre amigos/as evitando el consumo?
Es frecuente que la persona que ha luchado contra una adicción encuentre complicado sentirse parte de “la fiesta” cuando no consume y vive en un estado de alerta permanente que no le deja fluir al 100% e impregnarse de la “alegría” de los demás, por eso, en nuestro centro, no trabajamos para “luchar” contra la adicción, la adicción es más potente que el propio deseo del paciente a no querer consumir o su fuerza de voluntad, nosotros trabajamos en la línea de ACEPTAR la enfermedad, cuando hay aceptación, no hay sufrimiento, y para ello integrarse en una sociedad que idealiza y utiliza el consumo de drogas es muy importante hacerlo de la mano de un buen grupo que te guíe y te acompañe a sostener eso, de forma muy paulatina y lenta para ir disociando, generando nuevas experiencias enriquecedoras y aceptando la enfermedad, en los primeros eventos o celebraciones, recomendamos que no haya alcohol por lo menos hasta que el paciente está preparado, de esa forma el cerebro entiende que para divertirse, pasarlo bien o superar cualquier tipo de dolor físico o emocional, NO NECESITA el consumo, y al ir asociando ese recuerdo, el paciente consigue estar en armonía consigo mismo, de la misma forma que un celíaco acepta su trastorno y no toma gluten porque sabe que le sienta mal y puede acabar muriendo, un adicto que acepta su trastorno, acepta que nunca más volverá a consumir porque para él sería morir ya que la tolerancia está generada y volvería al mismo sitio donde lo dejó la última vez… un adicto bien recuperado, cuando piensa en volver a consumir, debería sentir alivio y descanso.
¿Cómo podemos evitar una recaída en Navidad?
Lo más importante para evitar situaciones que pueden llevar a la persona adicta a recaer, es ser consciente del peligro que representan estas fechas señaladas y trabajarlo en su grupo y con sus terapeutas para valorar en qué fase del tratamiento se encuentra y evidentemente hacer caso a las recomendaciones del grupo y del equipo.
Los primeros meses, las recomendaciones generales son protegerse y no asistir a ninguna celebración, pedir ayuda a la familia y a tu entorno más cercano para que respeten que estamos en proceso de recuperación y que no estamos preparados, evitemos sobre estimularnos y asistir a las terapias que se nos recomienden.
Cuando el paciente ya está mejor, hemos pasado las fases de desintoxicación y deshabituación y ya tenemos cierta estabilidad, empezamos la fase de rehabilitación volviendo a generar nuevas experiencias, y lo que les recomendamos es que hablen con sus familiares y con su entorno más cercano, que les pidan ayuda para que no beban o pongan alcohol en las primeras celebraciones que ellos asistan, normalmente no suele haber problemas ya que las personas cercanas al paciente lo viven bien y lo viven con cierta alegría de estar recuperando a su ser querido, y la última fase de normalizar el alcohol ya se va dando de forma natural en el entorno más social, trabajo, amistades, eventos sociales, etc. donde ya debemos aceptar la sociedad en la que vivimos y nos integramos en esta última fase que es la reinserción.
Cuando la persona es plenamente consciente, puede optar por distintas acciones que facilitarán su paso por las fiestas, y decidirá desde la libertad donde quiere estar, donde no, el cómo, el con quién y hasta cuando… ese es el objetivo, sentirnos libres y en bienestar con nosotros mismos y con la vida.
En CT Vallès ofrecemos tratamientos personalizados para las adicciones, acompañando tanto al paciente como a su entorno, padres, hermanos, parejas, etc.
En nuestras terapias tanto grupales como individuales, trabajamos para que puedan transitar estas fechas minimizando al máximo los riesgos y afrontando las situaciones con el mínimo sufrimiento posible, entender y comprender la enfermedad es de vital importancia para el paciente y muy enriquecedor y sanador para los familiares también, entender, ayuda a aceptar.
Nuestro tratamiento es global, acompañando a nuestros/as pacientes en todo momento y con vías de comunicación abiertas para que cada uno de ellos/as deje de sentir que camina solo/a.