Adicción y Mindfulness: ¡Usa la mente a tu favor!

La práctica del mindfulness -o atención plena- como terapia complementaria en un tratamiento de recuperación tiene una muy buena razón de ser. En este blog te contamos por qué.

Durante el periodo de desintoxicación, la mayoría de los pacientes sufren del famoso síndrome de abstinencia, un conjunto de reacciones tanto físicas como mentales que se generan cuando uno deja de consumir. Los síntomas pueden variar en intensidad y duración según cada individuo, la sustancia que se haya dejado y el historial de consumo. Podemos hablar desde temblores, ansiedad, insomnio, hasta fatiga extrema, irritabilidad, depresión.

Si entendiéramos que todas estas reacciones son producto de nuestro cerebro, es lógico suponer que conocer cómo éste funciona nos puede ayudar a superar una adicción, y entender cómo funcionan nuestros pensamientos y emociones nos permitirá evitar recaídas.

Conocer cómo funciona nuestra mente

Existe en una zona de nuestro cerebro una estructura llamada amígdala que funciona como un radar responsable de detectar peligros y amenazas. En cuestión de décimas de segundos, es capaz de asumir el mando completo de nuestro cerebro, convirtiéndonos en seres irracionales. A esta pérdida de control la llamamos secuestro amigdalar.

Para cualquier persona, una situación de riesgo podría ser, por ejemplo, un auto que está a punto de embestirnos o una forma extraña que aparece bajo el agua mientras nadamos en el mar. Para un adicto, un peligro o una amenaza pueden ser las sensaciones que genera la abstinencia, como por ejemplo el miedo o el estrés.

En pleno secuestro, la amígdala da prioridad a una respuesta instintiva, buscando la manera de paliar esta situación que interpreta como de “riesgo” y así el sujeto deja de pensar con claridad. Esto explica las conductas erráticas, impulsivas e incoherentes que la adicción genera en las personas que la sufren, donde la parte racional no intervine.

Entendiendo cómo funciona esta pérdida de control impulsiva, tal vez seamos capaces de evitar llegar a este punto. En caso de no poder prevenirlo y ser secuestrados por el propio cerebro, podemos llegar a ser capaces de hacer conscientes este secuestro, cuestionarnos la veracidad de la interpretación de amenaza y desactivar la alarma de peligro de nuestro cerebro para volver a coger los mandos. ¿Cómo podemos lograr esto? Aquí es donde intervienen diversas técnicas de relajación y auto-conocimiento.

La práctica del mindfulness

Podríamos definir al mindfulness como “la presencia plena en el momento presente, sin juzgar, con aceptación de la experiencia tal y como es”. Es decir, es un estilo de conciencia en el cual nos detenemos a reconocer nuestros pensamientos recurrentes y emociones. Es como si nos pudiésemos ver a nosotros mismos desde fuera y entender por qué hacemos lo que hacemos.

En este estado de relajación inducida, puedes sacar al cuerpo y a la amígdala de la sensación de peligro, momento en el que podrás coger las riendas de la racionalización y pensar en la situación de una mejor manera, de una forma que te permita sentirte mejor y responder en consecuencia.

De la misma manera, bajo este estado podemos hacernos conscientes de qué disparadores —situaciones, emociones…— nos llevan a consumir drogas. Y adicionalmente tendremos recursos para poder afrontarlos de forma exitosa. Solo a través de observarnos y auto-conocernos podemos cortar con el impulso compulsivo que nos lleva a reaccionar de forma similar ante determinadas situaciones.

Mindfulness y conductas adictivas: un binomio muy eficaz

La persona con adicciones tiene tan automatizadas las conductas y respuestas que lo llevan al consumo (asociadas como necesidad) que incluso, aunque no exista estímulo externo alguno, el cerebro lo genera para incitar al consumo. De aquí la definición de la OMS de enfermedad con tendencia a la recaída.

Cuando un paciente llega a tratamiento, es incapaz de detectar y, aun menos, controlar estas respuestas automatizadas, estas relaciones impulsivas y compulsivas que lo llevan a repetir patrones.

¿Estamos diciendo que nuestro cerebro nos controla? Así es. Pero la buena noticia es que la mente se puede entrenar. ¿Cómo? No creyéndonos todo lo que nos dice, auto-observando nuestros propios engaños, para pasar a ser nosotros los propios conductores de nuestra mente. Para ser su amo y no su esclavo.

El uso de técnicas como la meditación, el mindfulness y la respiración consciente nos permitirán conocer mejor nuestra mente. Si nos referimos a la fase de recuperación, estamos hablando de poner “conciencia”, de “darnos cuenta de…”, de poner “atención” a los pensamientos, las sensaciones o las emociones que registramos en el momento presente.

En CT Vallès, recurrimos al mindfulness como terapia complementaria en el tratamiento de adicciones para brindar al paciente herramientas que le ayuden a su recuperación y bienestar emocional. Mediante un entrenamiento mental y emocional, la persona con adicciones puede conocerse mejor, cambiar hábitos, reducir el estrés y la ansiedad, identificar sus emociones, acallar la mente y los pensamientos que lo llevan a consumir. Junto a un equipo especializado, abordamos la adicción desde una perspectiva holística para la prevención de recaídas.

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